Shakespeare. Hombre de teatro I

¿Qué se entiende por Hombre de Teatro? Alguien que ha dedicado buena parte de su vida al quehacer teatral: Dramaturgo, director, productor, actor, etcétera. Pero ser director o actor, y si al lado de esas actividades realiza otras sin mayor relación con el teatro, no garantiza que sea un hombre de teatro integral. William Shakespeare lo era. En primer lugar dramaturgo. Pero comenzó como actor y luego también fue productor y hasta en los asuntos de utilería y vestuario intervenía. Todo para hacernos llegar sus espléndidas obras de teatro que eran, como se ha dicho, para ser representadas en un escenario.
Ocurre que las representaciones teatrales entre nosotros (En Bogotá, Colombia) son pocas… muy pocas. No hay una significativa tradición teatral. Promediando el año 2015 no encontramos más de cuatro o cinco grupos de teatrales estables y tampoco cinco o seis salas de teatro permanentes y esto tiene como una de sus consecuencias que lo que observamos con más frecuencias son las representaciones para televisión y cine y estas no son como las representaciones teatrales. La gran mayoría de los alumnos y colegas con los que hemos trabajado a William Shakespeare lo conocemos por lo que leemos y, en la mayoría de los casos, hemos visto en la red, en la televisión o en cine.
Pero ocurre que la obra de Shakespeare está hecha para el público, esto es, fue escrita para el público. Un público que, en su época, en gran parte, no sabía leer… Sabía escuchar y mirar.
Leer teatro… leer obras de teatro, para teatro, frecuentemente supone un esfuerzo adicional. Hay que regresar a la página del reparto para ver y constatar quién es ese personaje que apareció al comienzo y luego reaparece y no se sabe bien quién es.
No es frecuente entre nosotros leer obras de teatro, menos frecuente libretos de películas para ópera, cine o televisión. La conclusión es muy sencilla. La mejor forma de acercarse a Shakespeare es abordándolo como un escritor para la escena. Tratar de imaginar que lo que estamos leyendo lo estamos viendo en una representación teatral.
Incluso los Sonetos, y poemas como Venus y Adonis o la Violación de Lucrecia, tienen un claro sentido dramático. Cada lector fácilmente recrea la muerte de Adonis o el suicidio de Lucrecia. Se imagina las circunstancias en las que Shakespeare ha descrito, y se pregunta cómo y por qué sus personajes padecen, ríen, lloran, aman, odian. Por qué sus numerosos personajes concitan la atención que suscita miles de recuerdos y percepciones que reflejan un propósito, un sueño, una esperanza.
Una valoración de la lectura… Exclusivamente de la lectura de la obra de Shakespeare ofrece el peligro de evadir la experiencia propia de un espectáculo público.
Es claro que una obra de teatro también puede ser solamente una experiencia de lectura. Una experiencia personal de la que se saquen conclusiones personales. Pero es claro también que el propósito de Shakespeare no era escribir para que lo leyeran… Sino para que vieran su creación teatral como tal… En el escenario.
En nuestro medio, en Colombia, no es frecuente asistir a representaciones de teatro. En cambio asistimos al cine y cada vez más frecuentemente vemos ‘representaciones’ en televisión.
Quien esto escribe ha visto más obras de Shakespeare a través de representaciones en la televisión, o en la red, que en salas de teatro o en salas de cine. De manera que Shakespeare representado en las tablas, no es algo para nosotros muy frecuente si bien casi todos hemos oído hablar de Romeo y Julieta, de Hamlet, o de Cleopatra.
Shakespeare en su obra demuestra un particular conocimiento de la naturaleza humana, ejemplificado en la perfecta caracterización de sus muy variados personajes. Su habilidad en el uso del lenguaje poético y de los recursos dramáticos, capaz de crear una unidad estética a partir de una multiplicidad de expresiones y acciones, apenas encuentra pares dentro de la literatura universal.