Samuel Johnson (continuación)

Hablando de Johnson señala Daniel Tubau: “Suele decirse que Shakespeare es el autor acerca del que más se ha escrito. Probablemente es cierto (…) Este misterio inquieta a los expertos en Shakespeare, que buscan qué es lo que distingue a este autor de sus contemporáneos (Christopher Marlowe, Thomas Kyd, Ben Jonson, Thomas Midleton, John Ford), qué es lo que hace que los críticos, siempre tengan algo interesante que decir cuando hablan de Shakespeare”.

Probablemente la razón que hizo famoso a Johnson fue su ingenio y erudición, lo convirtieron en el árbitro literario de su época. Es el autor inglés más citado después de Shakespeare, y en Inglaterra su siglo no se llama “Siglo de la Ilustración”, sino Era de Johnson… célebre porque fue el iniciador de lo que se llama el culto moderno a Shakespeare, también conocido como “bardolatría”.

Prefacio al Prefacio

Concluye Daniel Tubau: “Este preámbulo me sirve para intentar explicar por qué un librillo tan breve (100 páginas) como el que Samuel Johnson dedica a Shakespeare (Prefacio a Shakespeare) contiene tantas cosas acertadas, tantas observaciones agudas. No voy a afirmar que Johnson sea el autor que mejor ha comprendido a Shakespeare, porque ni siquiera sé si muchas de sus ideas son aceptadas o rechazadas por los eruditos actuales, pero en todo el Prefacio se respira, o al menos esa es la impresión que yo he obtenido, un continuo aire de verdad, más allá de los posibles errores de detalle”.

Samuel Johnson es una verdadera leyenda de las letras inglesas, célebre por varias razones.  Su ingenio y erudición, que le convirtieron en el árbitro literario de su tiempo. Es el autor inglés más citado después de Shakespeare, y en Inglaterra su siglo no se llama “Siglo de la Ilustración”, sino Era de Johnson.

Finalmente, Johnson es célebre porque fue el iniciador de lo que se llama el culto moderno a Shakespeare, también conocido como “bardolatría” (Shakespeare había nacido en Stratford-upon-Avon y era ya conocido como “el inmortal bardo del Avon”).

Libros S Johnson

Johnson analiza las críticas que se han hecho a Shakespeare: que sus romanos no son romanos (Dennis y Rhymer), que sus reyes no son regios (Voltaire), que sus obras no son propiamente tragedias ni comedias, sino una confusa mezcla de ambas… Paradójicamente Johnson demuestra  que estos defectos son virtudes.

Se le reprocha a Shakespeare, dice Johnson,  que rompe las convenciones del teatro tradicional: unidad de tiempo y lugar. En el primer acto los personajes están en Sicilia, y en el segundo en Atenas, pero,  dicen algunos críticos: ¿cómo puede creer un espectador que no se ha movido del teatro que ahora está en Atenas y un momento después se halla en Sicilia? Johnson responde que el espectador nunca ha creído que se hallara en Sicilia o en Atenas, sino que en todo momento supo que se hallaba en un teatro, que es el lugar donde tales cosas son posibles. Argumentos parecidos se encuentran en Stendhal (Racine et Shakespeare) y en el Prefacio a Cromwell de Victor Hugo:

En la actualidad, la convención de la unidad de tiempo y lugar nos resulta no sólo arbitraria, sino incluso ridícula y extravagante, hasta el punto de que adoptarla es casi un signo de modernidad.

Asi, un pensamiento no nos llega al alma porque los males a los que nos enfrenta sean reales, sino porque son males a los que nosotros mismos podríamos vernos expuestos. Pero, al mismo tiempo, señala que la clave de la tragedia procede precisamente de nuestra conciencia de la ficción: “si creyéramos que los asesinatos y traiciones son reales, dejarían de agradarnos”.

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