Hadas – La reina Mab

Las hadas son criaturas fantásticas. En la mitología griega y romana las llaman Hados se las representa generalmente en forma de mujer hermosa y bella con alas de mariposa. Señala la tradición que son protectoras de la naturaleza, producto de la imaginación, la tradición o las creencias y pertenecientes a ese fabuloso mundo de los elfos, gnomos, duendes, sirenas y gigantes que da color a las leyendas y mitologías de todos los pueblos antiguos.

De todas las literaturas, la Literatura Inglesa es la que más páginas han dedicado a esta pequeña pero importante hada. No se nos escapa que probablemente su existencia es una creación de la mitología inglesa, pero a lo mejor sí que existió. Durante los siglos XVI y XVII no había poeta inglés que no cantara a esta hada, considerándola Reina de las Hadas.

En el folklore inglés, la reina de todas las hadas se llama Mab. En Gales, Mab rige a las hadas ellyllon (plural de ellyll), por lo que a veces se le llama Ellyllon. Son pequeños elfos –En la mitología escandinava, genio, espíritu del aire– que habitan cuevas y valles y al parecer su nombre deriva del galés el-espíritu, y elf-elemento. Se dice que a los ellollynm les gustan de comer «mantequilla de hadas» y hongos, la primera es una substancia cremosa segregada por un liquen que crece espontáneamente en los huecos de los robles, similar en su contextura a la mantequilla y los hongos son del tipo venenoso. Se dice que sus guantes son las campanillas de las flores digitalis, de cuyas hojas se suele producir un sedante poderoso.

La Reina Mab fue memorablemente descrita por Mercutio en la tragedia de Shakespeare Romeo y Julieta, Mercutio nos dice que ella es una criatura en miniatura que conduce su carro a través de las caras de personas durmientes y les obliga a soñar y a cumplir sus deseos.

Mercutio, amigo íntimo de Romeo le dice: (1ª – IV)

Ah, me doy cuenta que la Reina Mab,

partera de las hadas, vino a verte.

Es pequeñita como piedra de ágata

que brilla en el meñique de u obispo,

tiran su coche atómicos caballo

que la pasean sobre las narices

de los que están durmiendo;

rayos de luna hicieron los arneses

y una arañita le tejió ls bridas;

es tan pequeño como un gusanito

el cochero que guía la carroza,

y trabajó una ardilla este carruajes

en la cocavidad de una avellana.

Y así, la Reina Mab con su cortejo

galopa noche a noche por las almas

de los enamorados, y los hace

soñar con el amor… sobre los dedos

de los sastres sus séquito galopa

y estos sueñan que pagan sus deudores;

otras veces, cabalga en la nariz

del cura y sueña el cura dormilón

que muy pronto será obispo.

¡Esta es la Reina Mab! la que trenza

en la noche la tuza del caballo

y la que cuando las muchachas duermen

de espaldas, las oprimen y les enseña

por primera vez a soportar el peso

que con el tiempo las hará mujeres…

Original de Shakespeare

http://nfs.sparknotes.com/romeojuliet/page_52.html

***

Percy Bysshe Shelley (1792-1822).

Este brillante poeta inglés fue uno de los más importantes e influyentes del romanticismo. En  1813 publicó la primera de sus obras serias, La reina Mab: un poema filosófico, nueve cantos en los que se mezclaban versos libres y estructuras líricas.

 

Percy Bysshe Shelley

Queen Mab – Libro I

(Fragmento)

  ¡Qué maravillosa es la Muerte,
        La muerte, y su hermano el sueño!
      Uno, pálido como la luna menguante
        Con labios de azul espeluznante;
        La otra, rosada como la mañana
      Cuando truena en la ola del océano
            Se enrojece el mundo;
      Sin embargo, ambos tan maravilloso!

        Entonces, el sombrío Poder
    Cuyo reinado está en los sepulcros contaminados 
        ¿Se apoderó de su alma sin pecado?
        Debe entonces esa forma sin par
    Que amor y admiración no pueden ver
    Sin un corazón latiendo, esas venas azules
    Que roban como arroyos a lo largo de un campo de nieve,
      Ese esbozo encantador que es justo
        Como la respiración de mármol, perecer?
        El aliento de la putrefacción
      No deje nada de esta vista celestial
        ¿Pero la repugnancia y la ruina?  
      Nada más que un tema sombrío,
    ¿Sobre qué el corazón más ligero podría moralizar?
        O es sólo un sueño dulce
        Robando la sensación del o'er,
      Que el aliento de la mañana rosada
            ¿Has caído en la oscuridad?
            Ianthe se despertará de nuevo,
        Y déle alegría a ese fiel seno
      Cuyo espíritu sin dormir espera para atrapar
      Luz, vida y éxtasis, de su sonrisa?  

            ¡Sí!  Ella se despertará de nuevo,
    Aunque sus miembros brillantes están inmóviles,
            Y silenciosos esos dulces labios,
            Una vez que la elocuencia de la respiración
      Eso podría haber calmado la ira de un tigre
    O descongelar el frío corazón de un conquistador.
            Sus ojos cubiertos de rocío están cerrados,
      Y en sus párpados, cuya textura bien
      Escaso oculta las esferas azul oscuro debajo,
            El bebé El sueño es almohada;  
            Su tono dorado
            El orgullo inoxidable del seno,
        Curling como zarcillos del parásito
            Alrededor de una columna de mármol.(...)

Todo el poema en: http://knarf.english.upenn.edu/PShelley/mab1.htm

Página de  la primera edición limitada impresa por Shelley, 1813.

Original de Sheley

(Fragmento)

HOW wonderful is Death,

       Death, and his brother Sleep!

     One, pale as yonder waning moon

       With lips of lurid blue;

       The other, rosy as the morn

     When throned on ocean’s wave

           It blushes o’er the world;

     Yet both so passing wonderful!

 

       Hath then the gloomy Power

   Whose reign is in the tainted sepulchres                          

       Seized on her sinless soul?

       Must then that peerless form

   Which love and admiration cannot view

   Without a beating heart, those azure veins

   Which steal like streams along a field of snow,

     That lovely outline which is fair

       As breathing marble, perish?

       Must putrefaction’s breath

     Leave nothing of this heavenly sight

       But loathsomeness and ruin?                                    

     Spare nothing but a gloomy theme,

   On which the lightest heart might moralize?

       Or is it only a sweet slumber

       Stealing o’er sensation,

     Which the breath of roseate morning

           Chaseth into darkness?

           Will Ianthe wake again,

       And give that faithful bosom joy

     Whose sleepless spirit waits to catch

     Light, life and rapture, from her smile?                        

 

           Yes! she will wake again,

   Although her glowing limbs are motionless,

           And silent those sweet lips,

           Once breathing eloquence

     That might have soothed a tiger’s rage

   Or thawed the cold heart of a conqueror.

           Her dewy eyes are closed,

     And on their lids, whose texture fine

     Scarce hides the dark blue orbs beneath,

           The baby Sleep is pillowed;                                

           Her golden tresses shade

           The bosom’s stainless pride,

       Curling like tendrils of the parasite

           Around a marble column.

Texto completo en: http://knarf.english.upenn.edu/PShelley/mab1.html

El gran poeta nicaragüense Rubén Darío (1867–1916) es otro de los autores que hace referencia a ella, y que tiene una fuerte influencia de Garcilaso, el cual de manera inconsciente ya hablo de ella. En la edición de Azul de Guatemala, nota XIV, Rubén Darío escribió: «La reina Mab es una de las creaciones de la mitología inglesa. Es la reina de los sueños”. En El velo de la reina Mab –dice Darío en la Historia de mis libros– “mi imaginación encontró asunto apropiado. El deslumbramiento que me provocó Shakespeare me poseyó y realicé por primera vez el poema en prosa”.

El velo de la reina Mab  –   [Cuento – Fragmento]

La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló por la ventana de una buhardilla donde estaban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos desdichados.

Por aquel tiempo, las hadas habían repartido sus dones a los mortales. A unos habían dado las varitas misteriosas que llenan de oro las pesadas cajas del comercio; a otros unas espigas maravillosas que al desgranarlas colmaban las trojes de riqueza; a otros unos cristales que hacían ver en el riñón de la madre tierra, oro y piedras preciosas; a quiénes cabelleras espesas y músculos de Goliat, y mazas enormes para machacar el hierro encendido; y a quiénes talones fuertes y piernas ágiles para montar en las rápidas caballerías que se beben el viento y que tienen las crines en la carrera.

Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había tocado en suerte una cantera, al otro el iris, al otro el ritmo, al otro el cielo azul. 

La reina Mab oyó sus palabras. Decía el primero:

-¡Y bien! ¡Heme aquí en la gran lucha de mis sueños de mármol! Yo he arrancado el bloque y tengo el cincel. Todos tenéis, unos el oro, otros la armonía, otros la luz; yo pienso en la blanca y divina Venus que muestra su desnudez bajo el plafond color de cielo. Yo quiero dar a la masa la línea y la hermosura plástica; y que circule por las venas de la estatua una sangre incolora como la de los dioses. Yo tengo el espíritu de Grecia en el cerebro, y amo los desnudos en que la ninfa huye y el fauno tiende los brazos. ¡Oh Fidias! Tú eres para mí soberbio y augusto como un semi-dios, en el recinto de la eterna belleza, rey ante un ejército de hermosuras que a tus ojos arrojan el magnífico chitón, mostrando la esplendidez de la forma, en sus cuerpos de rosa y de nieve. Tú golpeas, hieres y domas el mármol, y suena el golpe armónico como un verso, y te adula la cigarra, amante del sol, oculta entre los pámpanos de la viña virgen. Para ti son los Apolos rubios y luminosos, las Minervas severas y soberanas. Tú, como un mago, conviertes la roca en simulacro y el colmillo del elefante en copa del festín. Y al ver tu grandeza siento el martirio de mi pequeñez. Porque pasaron los tiempos gloriosos. Porque tiemblo ante las miradas de hoy. Porque contemplo el ideal inmenso y las fuerzas exhaustas. Porque a medida que cincelo el bloque me ataraza el desaliento. 

Y decía el otro:

-Lo que es hoy romperé mis pinceles. ¿Para qué quiero el iris, y esta gran paleta del campo florido, si a la postre mi cuadro no será admitido en el salón? ¿Qué abordaré? He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas. He pintado el torso de Diana y el rostro de la Madona. He pedido a las campiñas sus colores, sus matices; he adulado a la luz como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido adorador del desnudo, con sus magnificencias, con los tonos de sus carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis lienzos los nimbos de los santos y las alas de los querubines. ¡Ah, pero siempre el terrible desencanto! ¡El porvenir! ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar!

¡Y yo, que podría en el estremecimiento de mi inspiración, trazar el gran cuadro que tengo aquí adentro…! 

Y decía el otro:

-Perdida mi alma en la gran ilusión de mis sinfonías, temo todas las decepciones. Yo escucho todas las armonías, desde la lira de Terpandro hasta las fantasías orquestales de Wagner. Mis ideales, brillan en medio de mis audacias de inspirado. Yo tengo la percepción del filósofo que oyó la música de los astros. Todos los ruidos pueden aprisionarse, todos los ecos son susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la línea de mis escalas cromáticas.

La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en mi corazón. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del pájaro, todo se confunde y enlaza en la infinita cadencia. Entre tanto, no diviso sino la muchedumbre que befa y la celda del manicomio.

Y el último:

-Todos bebemos del agua clara de la fuente de Jonia. Pero el ideal flota en el azul; y para que los espíritus gocen de su luz suprema, es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de miel y el que es de oro, y el que es de hierro candente. Yo soy el ánfora del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido, lirio, vosotros conocéis mi morada. Para los vuelos inconmensurables tengo alas de águila que parten a golpes mágicos el huracán. Y para hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el beso, y escribo la estrofa, y entonces si veis mi alma, conoceréis a mi Musa. Amo las epopeyas, porque de ellas brota el soplo heroico que agita las banderas que ondean sobre las lanzas y los penachos que tiemblan sobre los cascos; los cantos líricos, porque hablan de las diosas y de los amores; y las églogas, porque son olorosas a verbena y a tomillo, y al sano aliento del buey coronado de rosas. Yo escribiría algo inmortal; mas me abruma un porvenir de miseria y de hambre…

Todo el cuento en:

http://ciudadseva.com/texto/el-velo-de-la-reina-mab/

 

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Mab es un satélite de Urano. Fue descubierto en

2003, su designación provisional fue S/2003 U 1

 

Los velos de la reina Mab