Biografía. Parte III

La mayoría de los especialistas coinciden en que no es fácil hallar en los poemas y menos en los dramas de Shakespeare referencias autobiográficas.

Quizás ese sea uno de los aspectos de su genialidad: la facilidad para distanciarse de sus personajes y sus múltiples facetas humanas. No hay que sorprenderse, por ejemplo, de que siendo que a las mujeres no les estaba permitido actuar en las obras de teatro, Shakespeare fuera capaz de delinear toda clase de personajes femeninos. Logrando de esta forma un mundo para sus personajes y otros para los actores que representaban los papeles femeninos, estos eran muchachos de 13 a 15  o 16 años… dada su voz aflautada, aguda, no grave.

Shakespeare era un hombre de teatro y la gran mayoría de sus personajes femeninos fueron representados por estos muchachos que comenzaban o terminaban de cambiar de voz. Después de los 16 o 18 años, si querían seguir siendo actores, tenían que hacer cola para comenzar a representar papeles masculinos.  No tenemos muchos testimonios del sentimiento que  para estos muchachos significaba representar papeles totalmente femeninos. En cambio tenemos los más formidables ejemplos de un mundo de personajes que hoy reconocemos como típicamente femeninos. Mujeres de todas las edades. Julieta apenas va cumplir catorce. Cordelia, la hija menor del rey Lear debe tener 24 o 25 años. Ofelia, el amor imposible de Hamlet, podría ser un poco mayor. Gonerila la hija mayor de Lear, tendría 32 o 34. Y luego Lady Macbeth o Cleopatra o  Gertrudis, la madre de Hamlet, llegarían hasta los sesenta, más a menos. No hay «ancianas venerables» en el universo teatral femenino de Shakespeare como el anciano rey Lear –ochenta años- o los ancianos que encontramos en Macbeth o en King Lear.

En efecto, en tiempos de Shakespeare las compañías de teatro estaban conformadas exclusivamente por hombres; parecía ser una de las exigencias de los puritanos y solo se permitió la presencia de mujeres en la escena en 1629 cuando, gracias a la reina Enriqueta María, la esposa del rey de Inglaterra Carlos I (el sucesor de Jacobo I) concluyó la censura para las mujeres. Así, repitamos, en tiempos de Shakespeare, los papeles de mujer eran interpretados por adolescentes que no hubieran cambiado de voz y pudieran hablar con <tono femenino>.

Cinco o seis años después de que Shakespeare se fue a vivir  a Londres –La City–  se encontraba instalado (o arrimado) con  una compañía de teatro  llamada (The Lord’s Chambelan), la compañía del lord Chambelán.

LORDS...

Años más tarde, con la subida al trono de Jacobo I, el sucesor de Isabel I Tudor, esa compañía pasaría a llamarse los Hombres del rey (The King’s Men).

Parece que lo primero que hizo fue cuidar caballos de caballeros y nobles que asistían al teatro. Se sabe que luego hizo papeles menores en esta compañía. Hacia 1590 Shakespeare ya se estaba familiarizando con dramaturgos, poetas y, sobretodo, con actores y gente de teatro. Y empieza a escribir dramas para llevar al escenario. Hay que escribir cosas que se puedan representar. Historias de lo que mas tarde se llamaria la  Gran Bretaña, de la península conformada por Inglaterra, Escocia, Irlanda, y País de Gales.

Muchas cronologías del Canon de Shakespeare arrancan con: “1ª, 2ª y 3ª parte de Enrique VI”.  Temas de la historia del naciente Reino Unido.

¿De qué dependía la capacidad creativa del dramaturgo? Dependía, por supuesto, de su talento y destreza para imaginar y escribir. De la acogida por parte de los productores y directores –con frecuencia   el dueño del teatro, eran la misma persona–  y, finalmente, del público, de todo ello dependía el éxito del audaz escritor.  El público, siempre más numeroso, daba su veredicto final con su asistencia y sus aplausos.

En tanto las obras de  Shakespeare tuvieran una audiencia, un público, unos espectadores que las disfrutaran, habría más compromisos. Más nuevos trabajos dramáticos para ser llevados al escenario.

La mayoría de los estudiosos de la obra de William Shakespeare coinciden en que copió a otros muchas de las ideas y argumentos de sus creaciones. Se le atribuye incluso una frase con la que se defiende y confirma, con altivez, las acusaciones de plagio que ya en vida recibía: “He rescatado las ideas interesantes de unas obras bastante mediocres y las he mejorado”.

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   William Shakespeare 1564-1616